La atmósfera en la WWE se está volviendo más intensa que nunca ya que la superestrella y ex líder de Bloodline, Roman Reigns, acaba de advertir a la compañía después de un controvertido incidente en el reciente episodio de SmackDown. Un segmento que se transmitió en vivo, descrito por muchos como “extremadamente ofensivo”, provocó que los espectadores se alejaran y los ingresos de la WWE cayeran. Reigns, quien rara vez ha criticado públicamente al liderazgo, rompió su silencio con un contundente mensaje, planteando la pregunta de si la compañía estaba yendo demasiado lejos en un esfuerzo por ganar atención.
El incidente ocurrió cuando un breve video mostró a un nuevo grupo de lucha libre realizando actos obscenos y violencia innecesaria, mucho más allá de los límites habituales de la WWE. Este segmento, que fue promocionado como un “punto de inflexión” para la nueva historia, inmediatamente enfrentó una ola de feroz oposición por parte del público. Los padres se pronuncian sobre las redes sociales, calificándolas de “contenido no apto para niños”, mientras una serie de patrocinadores amenazan con retirar la financiación. Los estados financieros preliminares muestran que las ventas de entradas y las visualizaciones en línea cayeron drásticamente después del evento, un golpe doloroso para la WWE mientras intenta mantener la tracción después de WrestleMania.
Roman Reigns, que acababa de regresar después de un corto tiempo, no pudo ocultar su decepción. En una entrevista detrás del escenario, dijo: “Si la WWE continúa en esta dirección, estarán arruinados. Necesitamos respeto público, no repugnancia. “Sus advertencias están dirigidas a Triple H y al Comité de Creación de Contenido, que es el principal responsable del controvertido segmento. Algunas fuentes revelaron que Reigns se negó a participar en cualquier guión similar en el futuro, presionando al liderazgo para cambiar la dirección.